El positivismo, con su creencia
en la posibilidad de establecer criterios unívocos de clasificación
de la realidad, ha terminado en el posmodernismo su proceso de
desmistificación, ya empezado en el modernismo.
Vemos ahora algunos de los
descubrimientos más significativos que han influido en este cambio.
La existencia de A y no-A al
mismo tiempo puede ser explicada según citamos a continuación:
“Limits can never
be transcended,” claims the naive positivist, who has imposed his
overwhelming dominance throughout most of the nineteenth and
twentieth centuries. Based on judgements of these naive thinkers, the
belief in universal principles that exist independent of subjective
value become reified, and, as a result, all other ways of
understanding the world that deviate from these rules automatically
become identified as false or irrational. These sorts of
considerations, almost always implicit in any theory, are typically
expressed by the term “dualism”: the laws of science and the
truths they represent are universal and transcend historical periods
and cultures.
But
quantum physics has wounded the naive positivist [...] and, with him,
all of positivism. According to a famous experiment undertaken by
Alain Aspect (1982), a very large percentage of the polarization
angles of photos emitted by a laser beam are identical. This means
that the particles necessarily communicate their position, so that
each photon’s orientation can parallel that of the one that serves
as its pair. But if this is the case, this communication is
instantaneous. John S. Bell’s theorem supports this conclusion by
negating the idea that the world is local, thereby allowing
simultaneous actions across space [...] In this manner, science
ceases being eternal, immutable, and simple, and becomes temporal,
fluid, and complex1
En la
literatura de Millás encontramos un ejemplo de esta ley en No
mires debajo de la cama.
Aquí hay un personaje que parece pasar de un lugar a otro como si
pasara a través de portales – que en la novela están situados en
el armario y debajo de la cama.
El principio antrópico afirma
que:
The
observer modifies the experiment with his/her observations. […]
Moreover, all equations and theorems of the physical world are
suspiciously similar to humans. That is, in the process of studying
any subject matter, we inevitably encounter a mirror that reflects
our own image. Erwin Schrödinger’s theory of the “parallel
universe” is consistent with this idea: there are hundreds of
universes that surround us, but it is the observer who gives any
particular one its observable form. Bereft of an observer, our
universe would simply be one of many parallel universes that flow in
the cosmos. Because reality inevitably requires observation and
recognition, the human element necessarily mediates its meaning. Once
the tie between human praxis and knowledge is taken seriously, the
idea of scientific objectivity becomes questionable, and, as already
discussed, dualism and foundationalism are undermined. Reality is no
longer simply something hat exists independent of humans; instead,
reality is the product of the relationship between the millions of
possibilities and our own subjectivity2
En “Una historia de fastasmas”
Millás fantasea sobre el hecho de poder ver la realidad a través de
los ojos del otro. El protagonista encuentra una caja de cerillas de
su difunto padre. Alumbra el despacho con éstas y lo que ve es el
despacho de su padre, como lo recordaba cuando era pequeño. Cuando,
por otra parte, enciende la luz del despacho éste es el suyo.
El principio
de “acausality” afirma que en el mundo subatómico existen
acontecimientos espontáneos y sin ninguna causa3.
Esto contrasta con el principio de causalidad según el cual cada
efecto está precedido por una causa; el mundo se crea constantemente
de la nada. En “El efecto cadera” Millás pone en discusión la
posibilidad de encontrar una causa para cada cosa, y en este caso
demuestra como lo que se piensa ser la causa puede ser una
consecuencia, invirtiendo las partes:
Nuestra
abuela se rompió una cadera al caerse, eso es lo que creíamos
nosotros, pero llegó el médico y dijo que había sucedido
justamente lo contrario: se había caído al rompérsele una cadera.
Las relaciones causa-efecto son engañosas. Basta cambiar el orden de
los hechos para que la realidad se ponga patas arriba […] Lo
importante del efecto cadera es que comporta un error de percepción:
una ilusión óptica. Las cosas suceden en el orden contrario al que
tú las aprecias4.
Esta manera de
pensar se encuentra también en otras obras, como en El
desorden de tu nombre,
obra en la que el protagonista descubre que no hay en los
acontecimientos una cadena ordenada de causas y efectos, sino una
mezcla caótica de acontecimientos. También encontramos un cuento de
Millás, titulado “El miedo a la dicha”, en el que se pone en
discusión la posibilidad de encontrar una causa de la conducta de
los humanos: «Con los años, he comprendido que uno hace primero las
cosas porque sí, porque se lo pide el cuerpo, y luego las justifica
para proporcionar y proporcionarse la impresión de que dirigimos
nuestras vidas»5.
El principio del Universo como
holograma de las persona que lo mira es una de las bases del
pensamiento posmodernista.
En las obras
de Millás a menudo los personajes se encuentran solos porque cada
uno de ellos vive en un Universo que es proyección de él, de lo que
tiene dentro. Nadie al final puede tener verdaderos contactos con
alguien porque todos los universos de los personajes de Millás
parecen ser compartimientos estancos. “No hay encuentros” se
afirma en Visión
del ahogado.
A menudo también las viviendas de los personajes de Millás son una
representación de sus estados interiores. Un ejemplo lo encontramos
en Laura
y Julio,
donde dos personajes que son uno el doble del otro tienen dos pisos
especulares.
Por lo que
concierne la teoría de los fractales, encontramos su aplicación en
No
mires debajo de la cama.
La teoría describe cuerpos que, en su totalidad, son iguales a sus
fragmentos. Un ejemplo es la coliflor: destacamos un trozo y
encontramos en éste la misma forma de la coliflor en total. En No
mires debajo de la cama
tenemos los zapatos de los personajes, una vez separados de los pies,
tienen la misma vida de los hombres: discuten sobre que forma tenga
Dios, construyen su teología, luchan entre sí, forman parejas, etc.
Hablamos de simulación y de
virtualidad. Como afirma Sherry Turkle, asistimos en el posmodernismo
a una erosión de los límites entre lo real y lo virtual, entre
seres animados e inanimados, junto a una erosión del hombre visto
como ser unitario:
In
the story of constructing identity in the culture of simulation,
experiences on the Internet figure prominently, but these experiences
can only be understood as part of a larger cultural context. That
context is the story of the eroding boundaries between the real and
the virtual, the animate and the inanimate, the unitary and the
multiple self, which is occurring both in advanced scientific fields
of research and in the patterns of everyday life6
En La
soledad era esto,
por ejemplo, Millás enseña como la personalidad de la protagonista
es una personalidad fragmentada. Laura, la protagonista, para
“recostruirse”, para describirse, necesita de cuatro textos que
hablan de ella, escritos cada uno por un personaje diferente – uno
de ellos es su diario.
1
Manuel
J. Caro, John W. Murphy, The
world of quantum culture,
Estados Unidos de América, 2002, Praege Publishers, p. 3, 4
2
Ibid,
p. 5
3
Ibid
4
http://vlex.com.mx/vid/efecto-cadera-81906651
5
http://vlex.com.mx/vid/juan-jose-millas-miedo-dicha-194682455
6
S.
Turkle, Life
on the screen,
1995, Simon & Schuster, Rockefeller Center, New York, p. 10