1.2 – Algunos presupuestos epistemológicos

El positivismo, con su creencia en la posibilidad de establecer criterios unívocos de clasificación de la realidad, ha terminado en el posmodernismo su proceso de desmistificación, ya empezado en el modernismo.
Vemos ahora algunos de los descubrimientos más significativos que han influido en este cambio.
La existencia de A y no-A al mismo tiempo puede ser explicada según citamos a continuación:

Limits can never be transcended,” claims the naive positivist, who has imposed his overwhelming dominance throughout most of the nineteenth and twentieth centuries. Based on judgements of these naive thinkers, the belief in universal principles that exist independent of subjective value become reified, and, as a result, all other ways of understanding the world that deviate from these rules automatically become identified as false or irrational. These sorts of considerations, almost always implicit in any theory, are typically expressed by the term “dualism”: the laws of science and the truths they represent are universal and transcend historical periods and cultures.
But quantum physics has wounded the naive positivist [...] and, with him, all of positivism. According to a famous experiment undertaken by Alain Aspect (1982), a very large percentage of the polarization angles of photos emitted by a laser beam are identical. This means that the particles necessarily communicate their position, so that each photon’s orientation can parallel that of the one that serves as its pair. But if this is the case, this communication is instantaneous. John S. Bell’s theorem supports this conclusion by negating the idea that the world is local, thereby allowing simultaneous actions across space [...] In this manner, science ceases being eternal, immutable, and simple, and becomes temporal, fluid, and complex1

En la literatura de Millás encontramos un ejemplo de esta ley en No mires debajo de la cama. Aquí hay un personaje que parece pasar de un lugar a otro como si pasara a través de portales – que en la novela están situados en el armario y debajo de la cama.
El principio antrópico afirma que:

The observer modifies the experiment with his/her observations. […] Moreover, all equations and theorems of the physical world are suspiciously similar to humans. That is, in the process of studying any subject matter, we inevitably encounter a mirror that reflects our own image. Erwin Schrödinger’s theory of the “parallel universe” is consistent with this idea: there are hundreds of universes that surround us, but it is the observer who gives any particular one its observable form. Bereft of an observer, our universe would simply be one of many parallel universes that flow in the cosmos. Because reality inevitably requires observation and recognition, the human element necessarily mediates its meaning. Once the tie between human praxis and knowledge is taken seriously, the idea of scientific objectivity becomes questionable, and, as already discussed, dualism and foundationalism are undermined. Reality is no longer simply something hat exists independent of humans; instead, reality is the product of the relationship between the millions of possibilities and our own subjectivity2

En “Una historia de fastasmas” Millás fantasea sobre el hecho de poder ver la realidad a través de los ojos del otro. El protagonista encuentra una caja de cerillas de su difunto padre. Alumbra el despacho con éstas y lo que ve es el despacho de su padre, como lo recordaba cuando era pequeño. Cuando, por otra parte, enciende la luz del despacho éste es el suyo.
El principio de “acausality” afirma que en el mundo subatómico existen acontecimientos espontáneos y sin ninguna causa3. Esto contrasta con el principio de causalidad según el cual cada efecto está precedido por una causa; el mundo se crea constantemente de la nada. En “El efecto cadera” Millás pone en discusión la posibilidad de encontrar una causa para cada cosa, y en este caso demuestra como lo que se piensa ser la causa puede ser una consecuencia, invirtiendo las partes:

Nuestra abuela se rompió una cadera al caerse, eso es lo que creíamos nosotros, pero llegó el médico y dijo que había sucedido justamente lo contrario: se había caído al rompérsele una cadera. Las relaciones causa-efecto son engañosas. Basta cambiar el orden de los hechos para que la realidad se ponga patas arriba […] Lo importante del efecto cadera es que comporta un error de percepción: una ilusión óptica. Las cosas suceden en el orden contrario al que tú las aprecias4.

Esta manera de pensar se encuentra también en otras obras, como en El desorden de tu nombre, obra en la que el protagonista descubre que no hay en los acontecimientos una cadena ordenada de causas y efectos, sino una mezcla caótica de acontecimientos. También encontramos un cuento de Millás, titulado “El miedo a la dicha”, en el que se pone en discusión la posibilidad de encontrar una causa de la conducta de los humanos: «Con los años, he comprendido que uno hace primero las cosas porque sí, porque se lo pide el cuerpo, y luego las justifica para proporcionar y proporcionarse la impresión de que dirigimos nuestras vidas»5.
El principio del Universo como holograma de las persona que lo mira es una de las bases del pensamiento posmodernista.
En las obras de Millás a menudo los personajes se encuentran solos porque cada uno de ellos vive en un Universo que es proyección de él, de lo que tiene dentro. Nadie al final puede tener verdaderos contactos con alguien porque todos los universos de los personajes de Millás parecen ser compartimientos estancos. “No hay encuentros” se afirma en Visión del ahogado. A menudo también las viviendas de los personajes de Millás son una representación de sus estados interiores. Un ejemplo lo encontramos en Laura y Julio, donde dos personajes que son uno el doble del otro tienen dos pisos especulares.
Por lo que concierne la teoría de los fractales, encontramos su aplicación en No mires debajo de la cama. La teoría describe cuerpos que, en su totalidad, son iguales a sus fragmentos. Un ejemplo es la coliflor: destacamos un trozo y encontramos en éste la misma forma de la coliflor en total. En No mires debajo de la cama tenemos los zapatos de los personajes, una vez separados de los pies, tienen la misma vida de los hombres: discuten sobre que forma tenga Dios, construyen su teología, luchan entre sí, forman parejas, etc.
Hablamos de simulación y de virtualidad. Como afirma Sherry Turkle, asistimos en el posmodernismo a una erosión de los límites entre lo real y lo virtual, entre seres animados e inanimados, junto a una erosión del hombre visto como ser unitario:

In the story of constructing identity in the culture of simulation, experiences on the Internet figure prominently, but these experiences can only be understood as part of a larger cultural context. That context is the story of the eroding boundaries between the real and the virtual, the animate and the inanimate, the unitary and the multiple self, which is occurring both in advanced scientific fields of research and in the patterns of everyday life6

En La soledad era esto, por ejemplo, Millás enseña como la personalidad de la protagonista es una personalidad fragmentada. Laura, la protagonista, para “recostruirse”, para describirse, necesita de cuatro textos que hablan de ella, escritos cada uno por un personaje diferente – uno de ellos es su diario.

1 Manuel J. Caro, John W. Murphy, The world of quantum culture, Estados Unidos de América, 2002, Praege Publishers, p. 3, 4
2 Ibid, p. 5
3 Ibid
4 http://vlex.com.mx/vid/efecto-cadera-81906651
5 http://vlex.com.mx/vid/juan-jose-millas-miedo-dicha-194682455

6 S. Turkle, Life on the screen, 1995, Simon & Schuster, Rockefeller Center, New York, p. 10